Con todo acierto afirm� George Orwell que �Lenin fue un pol�tico que logr� inmerecida fama por el simple hecho de haberse muerto a tiempo�. Y cuando dijo eso Orwell a�n no se conoc�a m�s que parte de su fracaso como gobernante, de lo incorrecto que estuvo en sus predicciones sobre el Estado socialista y de lo equivocado que result� su an�lisis de la realidad internacional: ni el imperialismo ha sido la �ltima etapa del capitalismo ni el antecedente obligado de la revoluci�n proletaria.
Lenin supo presentar su lucha contra la injusticia y la opresi�n que lo precedi� como una noble cruzada, pero su empe�o obsesivo, su resentimiento ves�nico contra el viejo mundo burgu�s que hab�a ahorcado a su hermano por atentar contra la vida del zar, lo llev� a confundir el crimen con la virtud, d�ndole a aqu�l, cuando consegu�a lo propuesto, el cr�dito que s�lo merece la m�s sana conducta. Con todas sus monstruosidades, Stalin no fue m�s que un perfecto leninista. La pena de muerte y los severos castigos que decret� Lenin contra cuantos �realizaran propaganda o pertenecieran a organizaciones apoyadas por esa parte de la burgues�a internacional que se negaba a reconocer... el sistema comunista�, es lo que sent� las bases para el Art�culo 58 del C�digo Penal por el que millones de ciudadanos fueron a dar a las c�rceles y a los campos de concentraci�n. Y al crear Lenin la Cheka, en 1918, el �rgano punitivo al servicio de la dictadura, quedaron sentadas las bases para las grandes purgas de Stalin entre 1935 y 1938: a ra�z de su fundaci�n: Latsis, uno de sus jefes, con la anuencia de Lenin, public� un edicto en Pravda, en el que le ordenaba a sus subalternos: �No pidan pruebas de que el imputado haya hecho oposici�n al gobierno sovi�tico con las armas o con la palabra para poder incriminarlo. Vuestro primer deber es preguntarle a qu� clase social pertenece, cu�les son sus or�genes, su instrucci�n profesional; estas preguntas bastan para decidir el destino del acusado...�: el prop�sito era, por supuesto, eliminar f�sicamente a la oposici�n. �Y no fue el primer director de la Cheka, Felix Dzerzhinski, el hombre de confianza de Lenin, quien dijo que sus �convicciones pol�ticas� le imped�an tener �ning�n tipo de compasi�n por sus semejantes�, por lo que jam�s la tuvo? Aunque algunos llegaron a creer que los excesos del estalinismo hab�an sido un desv�o del programa de Lenin, puesto que se escondi� su invenci�n de ellos, lo cierto es que fue la paranoia de Lenin por lo que llamaba la �felicidad del proletariado�, a costa de violencia y sangre, lo que dio fundamento a cuantos cr�menes se cometieron despu�s de su muerte a nombre del marxismo-leninismo.
Izquierda: Lenin poco antes de su muerte, con su hermana y su m�dico, el Dr. O. F�rster, en una foto sin retoque. La public� la revista L �Express International a fines de 1994, donde se dice que aparece con su cara destrozada por su "locura silenciosa� (sa folie silencieuse). Derecha: foto del mismo d�a retocada por la censura, en la que aparece con el Dr. F�dor Gete y el Dr. O. F�rster, esta �ltima foto tomada del libro de Robert Service Lenin: A Biography, Harvard University Press, 2000.
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La �fama inmerecida� de que habl� Orwell, adem�s de por su temprana desaparici�n, la logr� Lenin por el h�bil manejo, y el de los que lo sucedieron, de cuantos datos y documentos se relacionaban con su vida. El prop�sito era presentarlo como un sant�n que sirviera de modelo del perfecto revolucionario, y no como el embustero y el delincuente que fue: �el ap�stol del comunismo�. El postulado marxista de que lo personal debe someterse a lo social, le sirvi� siempre a los sovi�ticos para ocultar los defectos y disparates de las autoridades de mayor jerarqu�a. Al igual que en Cuba hoy, los funcionarios menores s� ten�an que exponerse a la vigilancia p�blica, pero los miembros del Bur� Pol�tico y los altos oficiales del ej�rcito, as� como sus familiares, mientras no cayeran en desgracia, no ten�an que rendir cuentas de sus actos, por lo que nadie se enteraba de los privilegios de que disfrutaban, del dinero, los viajes, los lujos, los autos y los sueldos de que dispon�an, ni de su conducta privada ni de su responsabilidad directa en los abusos del poder. Pero con el desplome del campo socialista buena parte de lo oculto en la Uni�n Sovi�tca ha subido a la superficie, y las m�s altas figuras empiezan a conocerse en su culpable y bochornosa dimensi�n. El mejor ejemplo es la reciente biograf�a de Lenin que escribi� el general Dimitri Volkogonov, la cual lo deja ver como un obsesivo asesino.
En su visita a Pravda, en 1963, Fidel Castro, para identificarse con el l�der sovi�tico, se hizo retratar ante el cuadro de Lenin leyendo ese peri�dico.
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Hace poco, el primero de agosto, el New York Times public� una entrevista con ese general, historiador y antiguo jefe del departamento de la guerra sicol�gica del ej�rcito, el cual se ha dedicado durante los �ltimos a�os a estudiar los horrores del marxismo-leninismo. �La historia�, dijo, �me llev� a renegar de todo lo que hab�a dado fundamento a mi existencia... De lo �nico que puedo sentirme orgulloso �mi m�s grande m�rito� es el de haber podido cambiar fundamentalmente mis puntos de vista. Me siento muy feliz de que al final de mi vida me haya podido librar de la pesadilla [comunista]�.
Volkogonov fue uno de los primeros militares en apoyar al presidente Boris Yeltsin, de quien fue su asesor hasta que en diciembre de 1993 lo eligieron miembro del Parlamento. Dijo en sus declaraciones al New York Times que en tiempos de Leonid Brezhnev empez� a enterarse de las atrocidades de la vida sovi�tica, y que se desencant� del sistema por los documentos de que tuvo noticia en los archivos secretos del Partido Comunista. Luego fue, como jefe del Departamento de Propaganda Especial, entre otros pa�ses, a Angola y Etiop�a, donde tuvo que ver morir a numerosos soldados cubanos all� enviados por los pujos internacionalistas de Castro, y coment� que los aliados de Mosc�, como le pas� a Cuba, lograban cuanta ayuda militar solicitaban, �pero que todos se empobrec�an mientras su situaci�n econ�mica se desintegraba...�; as� lleg� a la conclusi�n de que �el modelo marxista era un callej�n sin salida�, y que ellos mismos estaban �presos en esa trampa�.
El punto culminante de la conversi�n de Volkogonov fue el descubrimiento de una orden firmada por Lenin en la que ped�a que se ahorcaran a numerosos campesinos, y que sus cuerpos se dejaran en la horca para que la masacre sirviera de escarmiento a la poblaci�n. Otros secretos terminaron por abrirle los ojos respecto a la realidad sovi�tica, entre ellos, la orden escrita por Stalin para asesinar a Tito; el encuentro de una caja fuerte que perteneci� a Konstantin Chernenko repleta de dinero robado; la admisi�n de terroristas �rabes como estudiantes en las universidades de Mosc�; el diario de Brezhnev que pon�a en evidencia su pueril y enfermiza pasi�n por los autom�viles, los relojes, las condecoraciones (de las que lleg� a tener hasta un centenar poco antes de su muerte) y de las armas de fuego (durante su visita a Cuba, Castro le regal� las pistolas de Napole�n que hab�an pertenecido a un coleccionista de La Habana). Brezhnev, quien gobern� la Uni�n Sovi�tica entre 1964 y 1982 (el m�s largo t�rmino despu�s del de Stalin) es otra de las figuras recientemente desinfladas por una biograf�a, la de su sobrina Luba Brezhneva, The World I Left Behind, quien habla de su alcoholismo, de la corrupci�n administrativa que estimulaba, del estancamiento que provocaron sus disparatados planes econ�micos, y de su falta de fe en el marxismo-leninismo: �Es un cuento de hadas para consumo popular�, dec�a en la intimidad de la familia; y as�, con ese �cuento de hadas� se enga�aba al pueblo y se manten�an los gobernantes en el poder. Por su parte Alexander Yakovlev, uno de los arquitectos de la perestroika, tambi�n en son de burla, compar� a Brezhnev en su libro de 1993, The Fate of Marxism in Russia, con uno de los personajes de Nikolai Gogol, el cual, por sus manejos, y con la ayuda de sus admiradores, pudo dar la impresi�n de haber sido un gran hombre, pero cuando se descubri� lo que en verdad hab�a sido, �lo �nico importante que se pudo decir de �l fue que ten�a muy pobladas las cejas�.
El Lenin desconocido
El libro de Volkogonov se titula Lenin: A New Biography, y fue publicado hace unos meses en la traducci�n de Harold Shukman, de la Universidad de Oxford. Es, en verdad, una nueva biograf�a ya que el general, por su privilegiada posici�n, pudo hacer uso de miles de documentos de los archivos del Partido Comunista, que permanec�an escondidos en el s�tano de un refugio antia�reo con paredes de acero, los cuales revelan hasta qu� extremos lleg� la manipulaci�n oficial para hacer aparecer a Lenin de acuerdo con lo que el Partido crey� conveniente, y para ocultar cuanto estimaron no conven�a a su imagen. Algunos ejemplos bastar�n aqu� para entender el proceso de las mentiras.
Desde hac�a tiempo se sospechaba que el abuelo materno de Lenin, Alexander Blank, era jud�o, pero oficialmente esa realidad se negaba por considerarla de �peligrosidad ideol�gica�: a pesar de que muchos de los colaboradores de Lenin eran de origen hebreo �Trotsky [Bronstein], Kamenev [Rosenfeld], Zinoviev [Apfelbaum], Radek [Sobelson], y Sverdlov (el que organiz� el asesinato de la familia imperial), entre otros�, hubo despu�s de la muerte de Lenin, una viva corriente de �antisemitismo y antizionismo estalinianos� que aconsejaba no revelar esa verdad; Volkogonov descubri� que, efectivamente, el abuelo de Lenin era jud�o. Y por razones similares se mantuvo en secreto, su parentesco con un comandante de la Alemania nazi. Tambi�n se ocultaron las relaciones amorosas de Lenin, en particular con Inessa Armand, quien trabaj� para �l entre 1910 y 1916, quien siempre se presentaba ante los lectores como �destacada personalidad del movimiento comunista y obrero internacional� y �colaboradora� de Lenin, y no como su amante, puesto que a principios del gobierno bolchevique se quiso inculcar en el pueblo la idea de que las relaciones sexuales no deb�an tener importancia; de esta feminista francesa se supo algo por las memorias de la esposa de Lenin, la Krupskaya, que tampoco permitieron publicar, como las de Lydia Fotieva, la secretaria de Lenin, hasta 1988. Tambi�n pudo comprobar Volkogonov que era cierto que Lenin hab�a muerto en brazos de Nikolai Bujarin, su m�s querido y cercano colaborador, lo que ocultaron las autoridades porque esa realidad dificultaba presentarlo como un �desviacionista� y traidor al leninismo cuando lo mand� asesinar Stalin en 1938.
Respecto a los hechos de sangre en que tuvo directa participaci�n Lenin, que es lo que aqu� m�s interesa, tambi�n para justificar la palabra �asesino� en el t�tulo de estas p�ginas �el que �causa viva aflicci�n o disgusto�, o mata �a una persona alevosamente (con �perfidia y sin riesgo del delincuente�) y con premeditaci�n�� el antiguo general sovi�tico presenta en su libro documentos en los que se descubre c�mo Lenin insist�a en que se fusilara, se ahorcara y se tomaran rehenes para amedrentar a la poblaci�n: en una oportunidad orden� el fusilamiento de varios cientos de oficiales de los guardias blancos, durante la guerra civil, para despu�s acusar de esos cr�menes a los guerrilleros que se opon�an a su gobierno. Durante el levantamiento de los kulaks en 1918, de los campesinos acomodados o que no apoyaban a los bolcheviques, Lenin, con estas palabras, otra vez para sembrar el terror, dio la siguiente orden �de la que habl� Volkogonov en su entrevista con el Times�: �Cuelguen, quiero decir que cuelguen para que todo el mundo los vea, no menos de 100 kulaks conocidos, de esos ricos chupadores de sangre... H�ganlo de manera que por cientos de millas alrededor, la gente vea, tiemble y sepa y grite: ��Est�n matando, y van a seguir matando a los kulaks, chupadores de sangre!�� En otro escrito, Lenin instruye al Bur� Pol�tico para que se aproveche de la resistencia de la iglesia a entregar sus riquezas y as� imponer la confiscaci�n de todas sus propiedades, y recomendaba tambi�n ejecutar �el mayor n�mero� de reaccionarios en Mosc� y en varios �centros eclesi�sticos�.
Con otros papeles y expedientes que tuvo en sus manos Volkogonov se comprueba la maldad y la inconsciencia del l�der sovi�tico al haber vaciado el tesoro ruso, sus reservas de oro, en los partidos comunistas del mundo, para hacer propaganda a favor de los bocheviques, a pesar de la hambruna de 1921, en los mismos meses en que la Uni�n Sovi�tica viv�a gracias a la caridad del mundo capitalista. Cuando en 1918, en Petrogrado, los enemigos de Lenin mataron en un atentado a Volodarsky, el Comisario de Propaganda, y las autoridades locales no tomaron medidas represivas suficientemente duras, Lenin les escribi� una recomendaci�n que puede considerarse como un antecedente de los �actos de repudio� que hoy se practican en Cuba; les dijo: �He sabido que los obreros de Petrogrado quer�an responder a la muerte de Volodarsky con el terror, y que los l�deres del Partido ah� los detuvieron. Protesto resueltamente contra esa decisi�n. Eso es im-po-sible [destacando as� la palabra]. Los terroristas van a pensar que somos d�biles. Esta es una ocasi�n �nica. Debemos mostrarnos en�rgicos y desatar un total terror frente a los contrarrevolucionarios. Estamos contradici�ndonos: nuestras directrices proponen un terror masivo, pero cuando llega el momento de imponerlo, nosotros detenemos la completamente justificada [subrayado en el original] iniciativa revolucionaria de las masas �; y as� se cumplieron sus �rdenes con �actos de repudio�, c�rceles y fusilamientos. Cuando Estonia y Lituania declararon su independencia, tambi�n para aterrorizar a los patriotas de aquellas regiones, Lenin dio esta orden al ej�rcito: �Crucen la frontera en alg�n lugar, aunque sea solamente media milla, y cuelguen cien o mil ricos y a sus criados...�
Con ejemplos como estos Volkogonov concluye: �Lenin fue el padre del terrorismo ruso, totalitario, sin consideraciones de ninguna clase... Todo lo que sucedi� en Rusia despu�s de la muerte de Lenin se hizo seg�n sus planes, sus preceptos y sus principios: el Estado totalitario, la sociedad burocr�tica, el dominio de una sola ideolog�a, el ate�smo militante, la econom�a planificada, la explotaci�n obrera, la militarizaci�n continua...� Y al hablar del Gulag y de las purgas de Stalin en los a�os 30, insiste: �...el verdadero padre de los campos de concentraci�n bolcheviques, de las ejecuciones, del terror, y de los organismos que ten�an que estar sobre el Estado, fue Lenin�.
Aunque la responsabilidad directa de Lenin en los cr�menes de su �poca, como se ve ahora, siempre se escondi� para dar la impresi�n de que �l no estaba enterado de ellos, no se ocult� la teor�a leninista en que se amparaban, necesaria para justificar las medidas m�s crueles: en un art�culo suyo, de 1920, dijo: �La dictadura [proletaria] significa, y t�mese nota de esto de una vez y para siempre, el ejercicio del poder basado en la fuerza, no en la ley�; y cuando en ese mismo a�o el anarquista Peter Kropotkin le escribi� para que suspendiera la matanza de rehenes, y le preguntaba en una carta, ��No se dan cuenta ustedes [los marxistas-leninistas] de que esas medidas represivas significan volver a los peores tiempos de la Edad Media y a la guerras religiosas, y que no merecen pertenecer a la gente que se ha impuesto crear la sociedad del futuro?�, Lenin no le hizo caso, ni le contest�, y fr�amente puso en el margen de la carta estas palabras: �Para los archivos�, y all� la encontr� setenta a�os m�s tarde el general Volkogonov.
La inspiraci�n de Stalin fue Sergei Nechaev (1847-1882), el autor del Catecismo del revolucionario, quien dec�a que �todo lo que sirve para triunfar es moral, y todo lo que impide el triunfo de la revoluci�n es criminal�, por lo que siempre �el fin justifica los medios�. Lenin, por su parte, se inspir� tambi�n en Nikolai Tchernuishevsky, revolucionario, intransigente hegeliano, autor de la novela �Qu� hacer?, t�tulo que us� Lenin en su estudio de 1902 sobre la forma de crear una organizaci�n revolucionaria: este agitador que pas� 20 a�os en la prisi�n de los zares, que habl� del �hombre nuevo� que habr�a de crear un �distinto orden social� y cuyo h�roe com�a carne cruda y dorm�a sobre clavos para fortalecerse, dijo que �un hombre con ardiente amor por lo correcto y justo, no pod�a ser sino un monstruo sombr�o�. A la luz de lo que ha expuesto ante el mundo el general Volkogonov, se confirma que Lenin, con el disfraz de un �ardiente amor por lo correcto y justo�, fue cabalmente �un monstruo sombr�o�.
Castro y Lenin
M�s que de las ideas de Lenin, Castro se enamor� de los m�todos del dirigente bolchevique para mantenerse en el poder. Al proclamarlo como gu�a y mentor de la revoluci�n de 1959, adem�s, se aseguraba la ayuda de Mosc�. A continuaci�n se transcriben unos pocos pasajes de su discurso en el teatro Chaplin el 22 de abril de 1970, al cumplirse el centenario del nacimiento de Lenin, que sirven para poner en evidencia la admiraci�n de Castro ante el l�der sovi�tico �discurso tambi�n digno de memoria por los insultos que le dedic� a la Organizaci�n de Estados Americanos, ahora apurada por sentarlo en su seno: �...Cuba jam�s aceptar� ingresar en esa basura indecente que es la OEA... ese prost�bulo pol�tico que es la OEA... Cuba ingresar� en la OEA el d�a en que la OEA expulse a Estados Unidos de la OEA...��; y sobre Lenin, Castro dijo, adul�n, servil y mentiroso, ante una nutrida representaci�n de diplom�ticos rusos y de miembros de la Sociedad de Amistad Sovi�tico-Cubana:
No nos atrever�amos a hacer un paneg�rico de Lenin, porque siempre nos quedar�a la preocupaci�n de que las ideas no fuesen capaces de expresar todo lo que realmente la admiraci�n encierra... Lenin es de esos casos humanos realmente excepcionales. La simple lectura de su vida, de su historia y de su obra, el an�lisis m�s objetivo de la forma en que se desenvolvi� su pensamiento y su actividad a lo largo de su vida, lo hacen en realidad, ante los ojos de todos los humanos, un hombre verdaderamente excepcional... Cuando se haga una evaluaci�n superior de las personalidades de la historia, Lenin, junto a Marx, descollar� entre los hombres, los pensadores que mayor trascendencia habr�n tenido en la historia de la humanidad... Al lado de ellos las anteriores personalidades no ser�n personalidades hist�ricas, sino personalidades prehist�ricas...
Hay que decir que el pensamiento de Lenin ha tenido una gran influencia en el proceso revolucionario cubano. Que las ideas de Lenin, a ra�z de la Revoluci�n de Octubre, se divulgaron ampliamente por el mundo, y que en nuestro pa�s encontraron una tierra fecunda, encontraron seguidores que se inspiraron en ese pensamiento. Y que ya en el proceso revolucionario de lucha de 1930 y 1933, los revolucionarios cubanos estuvieron profundamente influidos por el pensamiento de Lenin. Y algunas de sus obras fueron para algunos de nosotros gu�a, doctrina, medio de comprensi�n sin los cuales habr�amos estado desprovistos de verdades absolutamente esenciales en un proceso revolucionario. Recordamos cuando por aquellos meses que precedieron al 26 de julio de 1953, la mayor parte del peque�o grupo de compa�eros que est�bamos dedicados a aquellas tareas, and�bamos siempre con los libros de Marx y Lenin. Y recordamos que algunos de esos libros de Lenin, porque fueron los de Lenin, cayeron en manos de la polic�a en los registros que hicieron despu�s del Moncada... Un grupo de los que hab�amos organizado aquel movimiento est�bamos fuertemente impregnados del pensamiento marxista-leninista...
Un estudio realmente objetivo de la historia no admite comparaci�n posible, �no admite comparaci�n posible!, no admite poner al lado de Lenin ning�n otro pensamiento, porque el pensamiento de Lenin descuella desde el principio hasta el final... Hoy, como se sabe, hay superrevolucionarios te�ricos, superizquierdistas, verdaderos �supermanes�... [que] se olvidan de los problemas de Cuba, de Viet Nam, del mundo �rabe. Es decir, dondequiera que el imperialismo est� all� llevando a cabo sus zarpazos, se encuentran un pa�s, un Estado [la Uni�n Sovi�tica] que env�a las armas en las cantidades necesarias para que los pueblos puedan defenderse contra ese imperialismo. Nuestro caso: �mil quinientos millones de pesos en armamentos recibidos de la Uni�n Sovi�tica! Y de ninguna manera creemos que seamos los que m�s hayamos recibido... Quiero decir que se cuenta por miles de millones el valor de los armamentos recibidos gratuitamente por pa�ses que voy a decir el caso nuestro: �qu� habr�amos hecho nosotros sin esas armas...?
El porvenir nos pertenece por entero. Al imperialismo pertenecen la crisis y la derrota: a la oligarqu�a, enfrentarse al fen�meno revolucionario que, como un fantasma, recorre el mundo, y en especial recorre este continente. De manera que ya no hay inter�s imperialista seguro en este continente... Digamos nosotros un viva eterno al inmortal Lenin, y un viva eterno a la amistad entre los pueblos de la Uni�n Sovi�tica y Cuba. �Patria o muerte. Venceremos!
El parque Lenin
Con el mismo prop�sito de ganarse el apoyo econ�mico y militar de la Uni�n Sovi�tica, y tambi�n en un alarde de mentalidad colonial, desde 1968 el gobierno de Castro se propuso hacerle un homenaje �nico al jefe bolchevique, y se inici� la construcci�n del Parque Lenin, inaugurado oficialmente en abril de 1972 en presencia de Castro, miembros del Comit� Central y del embajador sovi�tico en Cuba, Nikita Tolubeev, cuando se cumpl�an los 102 a�os del nacimiento de Lenin. El Parque es un gigantesco centro de recreaci�n �especie de menesteroso Disney World socialista� que ocupa 700 hect�reas y tiene capacidad para 60 mil personas. Se encuentra cerca del aeropuerto de La Habana, lindando con la carretera de Bejucal, y cuenta con un cine de 8 mil asientos y pantalla de 18 por 36 metros, campos de equitaci�n, atletismo, un tren de 10 vagones para 400 personas y v�a de 9 kil�metros. Una cafeter�a del lugar se llama �El Gal�pago de Oro�; un restaurante, �La Faralla�, y el principal, �Las Ruinas�, porque est� construido sobre un ingenio que destruy� el general Antonio Maceo durante la guerra de independencia �el cubano, con su buen humor, dice que el nombre del restaurante no lo debe a ese antecedente hist�rico, sino a que si uno come all�, por sus altos precios, se �arruina�� Ya hoy, por la situaci�n econ�mica del pa�s, por la falta de abastecimientos, energ�a y transporte, muchas de las facilidades del Parque no funcionan.

Monumento a Lenin en el Parque de su nombre, en La Habana. Fue develado en 1984. Al pie de la estatua, como si fuera un pensamiento de gran profundidad, est�n grabadas estas palabras de Fidel Castro: �Lenin fue desde el primer instante no s�lo un te�rico de la pol�tica, sino un hombre de acci�n, un hombre de pr�ctica revolucionaria constante e incesante�. La foto es de abril de 1989 cuando Gorbachov visit� el lugar acompa�ado de Fidel Castro.
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Para completar el homenaje, se instal� en el lugar de mayor elevaci�n una enorme cabeza de Lenin, junto al bosque tropical Jos� Mart�, donde est�n las plantas que mencion� en sus escritos �siempre Mart� tiene que servirle de taparrabos al extranjerismo de los gobernantes de Cuba�. Se llev� desde la Isla de Pinos una roca de 3 metros, y sobre ella esculpi� la figura el escultor Lev Kerbel, especialista en Lenin. El monumento se devel� a principios de 1984 ante los hermanos Castro, Armando Hart y otros de sus esbirros y guatacas, y como invitado especial estuvo presente un miembro del Bur� Pol�tico de la URRS. Al pie de la estatua, como si fuera un pensamiento de gran profundidad, o de singular belleza, est�n grabadas estas palabras de Fidel Castro: �Lenin fue desde el primer instante no s�lo un te�rico de la pol�tica, sino un hombre de acci�n, un hombre de pr�ctica revolucionaria constante e incesante�.
Lenin en la filatelia cubana
Los sellos de correo sirven para conocer el derrotero de un pa�s, el mensaje que se quiere difundir en la poblaci�n y las figuras que merecen el recuerdo y la gratitud nacional. Una revisi�n de los emitidos a partir de 1959 dice mucho de la voluntad de Castro de sovietizar la isla. A medida que se fue rindiendo al expansionismo del Kremlin, alej�ndola de su tradici�n e imponi�ndole doctrinas y hombres ajenos a su historia, m�s tuvo oportunidad de exhibir su admiraci�n por Lenin.
Se impone una comparaci�n con los sellos de correo emitidos antes de despu�s de la toma del poder por Castro. A pesar de la favorable corriente hacia los Estados Unidos, y de la fiebre �plattista� que existi� desde la inauguraci�n de la Rep�blica hasta 1959, se hicieron solamente dos sellos para honrar a presidentes americanos de este siglo: en 1947, a Franklin Delano Roosevelt, al cumplirse el segundo aniversario de su muerte; y a Theodore Roosevelt, en el centenario de su nacimiento, en 1958. Otros norteamericanos de nombre que merecieron sellos, fueron Abraham Lincoln, en 1937, con un grupo de grandes figuras de Am�rica (Sim�n Bol�var, Franciso de Paula Santander, Juan Montalvo, Rub�n Dar�o, Jos� Enrique Rod�, Franciso Moraz�n, etc.), y de nuevo en 1942 (junto a Maceo, Bol�var y Ju�rez); Benjamin Franklin, en 1956, al cumplirse los 250 a�os de su nacimiento; Charles Lindbergh, en 1928, por su vuelo a la Am�rica del Sur; Clara Louise Maass, en 1951, m�rtir de la fiebre amarilla; y Jeanette Ryder, en 1957, fundadora del Bando de Piedad en Cuba.
El primer sello consagrado a un patriota cubano fue el del general Antonio Maceo, emitido en 1905; luego siguieron, a partir de 1910, docenas de figuras de la historia nacional: patriotas �Mas�, G�mez, Sanguily, Agramonte, Calixto Garc�a, Carlos Manuel de C�spedes, Mart�; escritores, m�dicos, educadores, cient�ficos, abogados, m�sicos, pintores, periodistas, etc.; los deportes, los monumentos, las fechas nacionales, la fauna y la flora. Un solo presidente se permiti� poner su retrato en un sello, Gerardo Machado, en 1928; Fulgencio Batista no se atrevi� a m�s que a incluir su nombre en uno de 1954 con la foto de Topes de Collantes, al que se le puso �Sanatorio General Batista�. Numerosos sellos se dedicaron a Jos� Mart�, y siempre en grandes tiradas, y con frecuencia repetidas: desde el primero de los �Patriotas Cubanos�, que apareci� en 1917, hasta la serie de los 11 que se emitieron en 1953 con motivo del centenario de su nacimiento.
Una tambi�n breve revisi�n de los sellos cubanos a partir de 1959 muestra la especie de contrapunto que se produjo entre la sumisi�n a Mosc� y el culto de lo propio para disimular el extranjerismo. En febrero de 1963 se emiti� una serie de los astronautas rusos �Gagarin, Titov, Nikolaev, Leonov�, que siguen hasta 1966 mezclados con revolucionarios y viejos comunistas desaparecidos �Camilo Cienfuegos, Jes�s Men�ndez, Abel Santamar�a, Menelao Mora, �ico L�pez�; poco despu�s, en abril de 1963, por invitaci�n de Jruschov, visit� Castro la Uni�n Sovi�tica: a bordo del avi�n ruso que lo llevaba, Castro hizo conmovidas declaraciones a un periodista de la agencia TASS; le dijo:
A medida que nos avecinamos a la tierra sovi�tica me siento cada vez m�s emocionado. La emoci�n se apodera de todos nosotros. Todos los cubanos estamos viviendo minutos inolvidables y particularmente yo que, por primera vez, tengo la oportunidad de visitar la Uni�n Sovi�tica, de conocer al pueblo sovi�tico y sus grandes realizaciones... A medida que nos acercamos a la Uni�n Sovi�tica yo siento lo fuertes e indestructibles que son los lazos que unen a nuestros dos pa�ses. Estos lazos son cada vez m�s fuertes y verdaderamente fraternales...
En noviembre de 1964, en el 40 aniversario de la muerte de Lenin, imprimieron la serie inicial de sellos en su honor y, enseguida, al mes siguiente, el taparrabos: el homenaje �A los h�roes de la guerra de independencia�: Mart�, Maceo, G�mez y Calixto Garc�a. En 1966 aparece la primera manifestaci�n en los sellos al capricho estalinista del �culto a la personalidad�: uno, a�reo, dedicado a La historia me absolver�, de Fidel Castro: es el de mayor valor, 13 centavos, y forma parte de una serie sobre las supuestas conquistas de la revoluci�n: la Reforma Agraria, la Urbana, la Educaci�n, la Salud P�blica y la Erradicaci�n del Desempleo... En ese mismo a�o, para honrar �la amistad cubano-sovi�tica�, aparece un sello del �Hospital Lenin� y otro del �Puente petrolero�, los barcos que llevaban combustible a Cuba.
En 1967, en julio, por la pol�mica con la Uni�n Sovi�tica, y para irritar a los dirigentes rusos que hab�an criticado el �Sal�n de Mayo�, de Par�s, Cuba emite 25 sellos con cuadros y esculturas avant-garde no gratos a Mosc�, donde se ten�an esas obras de arte como pruebas de �colonialismo intelectual�: Picasso, Mir�, Max Ernst, Portocarrero, Lam, entre otros; y para disimular la peque�a herej�a, en octubre de ese a�o, al cumplirse el cincuentenario de la revoluci�n bolchevique, aparece una serie de 7 sellos con cuadros de asuntos sovi�ticos �la toma del Palacio de Invierno, Lenin en la segunda sesi�n de los Soviets, Lenin hablando a los soldados en 1919, Lenin explicando ante un mapa la electrificaci�n del pa�s, el comienzo del plan quinquenal, un alto horno y la victoria bolchevique. Esta demostraci�n de simpat�a, sin embargo, no bast� para acallar el disgusto sovi�tico por los atrevimientos de su peque�a colonia en el Caribe, y la presi�n econ�mica se hizo sentir hasta que Castro se vio obligado en 1968 a apoyar la invasi�n rusa de Checoslovaquia.
La gran explosi�n del culto a Lenin ocurri� en 1970. Coincid�a el centenario del natalicio del l�der ruso con el fracaso de �la zafra de los 10 millones�, por lo que el gobierno de Cuba se vio m�s sometido a Mosc�: en esa ocasi�n se hizo circular una serie de siete gigantescos sellos dedicados a Lenin, con cuadros sobre distintos momentos de su vida y citas de sus obras. Jam�s en la historia de Cuba se hab�an hecho sellos tan lujosos en tama�o mayor: tres de 67 2 x 46 mm., y cuatro de 67 2 x 32 mm.; ni nunca el gobierno de Castro ha dedicado una serie de siete sellos a ninguna figura cubana �siete tambi�n tuvo Ho Chi Minh, en 1970, por los 80 a�os de su nacimiento.
En 1974 se produjo en los sellos de Cuba la m�s c�nica falsificaci�n de Mart�, y la m�s vejaminosa presentaci�n de un gobernante del pa�s: ya se hab�a emitido un sello de Lenin a principios de ese a�o, por el 50 aniversario de su muerte, pero, con motivo de la visita de Leonid Brezhnev a La Habana se emiti� otro con Mart� al lado de Lenin �como si fueran iguales el ap�stol y el asesino; la �rosa blanca� y el �monstruo sombr�o�; �la personalidad prehist�rica�, como llam� Castro a cuanto pensador precedi� a Lenin, y su admirada �personalidad hist�rica�: Lenin �y un tercero de Fidel Castro cogido de manos con el sovi�tico: los dos tiranos, de los que la posteridad, cuando se conozcan completas sus biograf�as, s�lo se podr� decir en elogio, como con el personaje de Gogol, que ten�an �muy pobladas las cejas�.
De nuevo en 1977 Cuba le dedic� sellos a Lenin, y tambi�n en 1982, 1984, 1985 y 1987. Mart�, como h�roe nacional, ha recibido mucha menos atenci�n, y cuando lo han presentado ha sido en apoyo de alguien o de algo extra�o a su ideolog�a; por ejemplo: con Ho Chi Minh, en 1970; con Castro, en 1979; como �autor intelectual del Moncada�, en 1983; por el 25 aniversario de la �Declaraci�n de La Habana�, en 1987; en 1991 con motivo del 30 aniversario de la revelaci�n del �car�cter socialista de la revoluci�n�...

Sellos en honor de Lenin. Desde arriba: Mart� y Lenin, Castro, Mart� y Ho Chi Minh; Mart� en apoyo de, �la gesta del Moncada�, la �Primera Declaraci�n de La Habana� y la revelaci�n del �Car�cter Socialista� del castrismo. Lenin por los 5O y los 60 a�os de su muerte, por �La Revoluci�n de Octubre�, por su centenario; su mausoleo en Mosc�, y junto a Marx; por la visita de Brezhnev a Cuba, donde �ste aparece cogido de manos con Fidel Castro.
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A partir del colapso del mundo socialista europeo el culto a lo extranjero ha cedido, y se quiere aparecer, hip�critas, sin renunciar a la doctrina importada que les conviene, m�s cerca de lo nacional: de esa manera en 1991 aparece Mart� por el centenario de los Versos Sencillos, al a�o siguiente, por el de la fundaci�n del Partido Revolucionario Cubano, y en �ste, con motivo del centenario de su muerte, se hizo una pobre y deste�ida serie de cinco: el Manifiesto de Montecristi, el desembarco en Cajobabo, La Mejorana, Dos R�os y el mausoleo del cementerio de Santa Ifigenia.
Lecci�n y advertencia
Tambi�n como Lenin con el general Volkogonov, los gobernantes de Cuba pronto tendr�n sus bi�grafos independientes, asimismo salidos de sus propias filas, los cuales, con acceso a archivos secretos y otras fuentes de informaci�n, habr�n de descubrir en documentos y testimonios los cr�menes y los errores que tuvieron que ocultar el Partido y las autoridades para mantenerse en el poder �desde la desaparici�n de Camilo Cienfuegos y la responsabilidad de Castro en la muerte de Kennedy, hasta el contrabando de drogas, el lavado de dinero y la corrupci�n oficial.
La estatua del Parque Lenin no se debe destruir, como se ha hecho con las numerosas que hab�a en la Uni�n Sovi�tica y en sus colonias europeas; conviene conservarla, adem�s, como ejemplo de la abyecci�n de un gobierno, y para frenar la mentalidad colonial que domina la isla desde tiempos remotos, tambi�n como monumento a la estupidez de Fidel Castro y de los suyos, por haberse deslumbrado con un sistema que era innecesario para resolver los problemas del pa�s, y que por necesidad iba al fracaso; y por haber impuesto sobre los aut�nticos h�roes de Cuba, de sus hombres y mujeres mayores, y de su conducta y doctrinas, el ejemplo y la pr�dica de un fan�tico asesino que llev�, igual que ellos, por un camino de violencia y de sangre, al infortunio y la verg�enza en que hoy vive, su desgraciada tierra.
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