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NOTAS

1 "Lo que se sabe de Carlos Loveira", El Mundo, 6 de noviembre de 1963.

2 Eduardo Agüero Vives —mencionado en las páginas de la primera obra importante de Loveira: De los 26 a los 35 (1917)— quien acompañó al novelista en muchos de sus viajes y lo evocara como su “amigo, compañero y maestro,” dijo que fue “enterrado en el panteón de los Periodistas en el Cementerio de Colón en la tarde del 26 de noviembre de 1929.” (“Carlos Loveira un activo trabajador social,” discurso pronunciado en “La Casa de los Poetas de Cuba,” el 26 de noviembre de 1946, p. 5). Guillermo Martínez Márquez, “amigo y admirador” del escritor, obrero, dijo en 1929: “Al morir repentinamente el 8 de diciembre último, había publicado cinco novelas, etc.” (“Carlos Loveira. Su vida, su obra,” Repertorio Americano, Vol. XVIII, No. 16 (1929), p. 250). Y Emilio Roig, por cuya gestión se publicó la primera novela de Loveira, da como fecha de su muerte el 18 de diciembre de 1928 desde las “Notas” de la revista Social. Vol. XIV, No. 1 (enero 1929), p. 5.

3 El profesor J. Riis Owre de la Universidad de Miami —a quien agradecemos datos biográficos de este prólogo— ha realizado esfuerzos de investigación con tal fin, y promete publicar un exhaustiva monografía.

4 La ideología política de Loveira no puede ser analizada desde tan modesta introducción. Ante el peligro de una ubicación mal intencionada —muy propia de nuestra época— creemos conveniente dejar anotados los juicios que sobre ese tema hizo Arturo Montori, en un estudio que el propio Loveira alabara un año antes de su muerte. Dijo el crítico sobre la orientación revolucionaria” del novelista: “Concibe la posibilidad de una transformación social mediante un proceso de lenta pero firme evolución, que conserve para las generaciones herederas el tesoro de la organización material, acumulada por el esfuerzo humano durante muchos siglos, sin sacrificar ninguna generación en el cataclismo revolucionario que ha de volcar el régimen económico-social.” “Las novelas de Carlos Loveira,” Cuba Contemporánea. Vol. XXX, No. 119 (noviembre, 1922), p. 336.

5 Armando Leyva, "Una entrevista con Carlos Loveira," El País ", Año IV, No. 37, 1927.

6 Guillermo Martínez Márquez, "Carlos Loveira. Su vida, su obra," Repertorio Americano, Vol. XVIII, No. 16 (1929), p. 249.

7 Es tan frágil la frontera entre la realidad y la fantasía de Loveira, que emplea hasta el mismo lenguaje de sus novelas cuando se refiere a su propia vida. Compárense los párrafos de la breve autobiografía que hemos copiado anteriormente, con esta descripción del protagonista de Los Inmorales: “Era Jacinto Estévanez huérfano de padres menesterosos, en la edad en que se llevan los calzones por la rodilla, fue recogido por rica familia villareña que, en calidad de sirviente, llevóle a los Estados Unidos, en la época en que el general español Weyler, con su famosa reconcentración, engrosaba las filas de los separatistas en el destierro y en la manigua. Poco tiempo después de la llegada a New York. . .  de casa en casa, de empleo en empleo, chapoteando la nieve en invierno, derritiéndose en trabajos demasiados fuertes para su edad, en los días de furioso calor neoyorquino, fue adquiriendo algo inapreciable en nuestras latitudes, para la lucha por la vida: el idioma inglés… Trotando tierras por media América; devorando libros en una de veras manía de lectura, y supliendo con su clara inteligencia de criollo la falta de instrucción metódica y la orfandad de toda educación y guía paternal, pudo él procurarse una relativa cultura y cierta mundología.” (La Habana: Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, 1919, p. 10.

8 Página 73  de la edición de Juan Criollo publicada en 1964 por Las Américas Publishing Co., de Nueva York, que fue precedida de este "Estudio Preliminar".

9 Esta peculiaridad del escritor ha hecho que, al preparar la presente edición, se incluyan notas aclaratorias para los lectores menos familiarizados con el lenguaje popular y la historia de Cuba.

10 Juan J. Remos, Tendencias de la Narración Imaginativa en Cuba (La Habana: La Casa Montalvo-Cárdenas, 1935), p. 156.

11 Arturo Torres Ríoseco, Nueva historia de la gran literatura iberoamericana (4a. edición, Buenos Aires: Emecé Editores, 1961), p. 181.

12 Carlos Loveira, Los Ciegos (La Habana: Sociedad Editorial Cuba Contemporánea, 1922), p. 449.

13 Carlos Loveira, La última lección (La Habana: Imp. Rambla, Bouza y Cía., 1924), p. 255.

14 El término aparece usado por Marcelo Pogolotti en La República de Cuba a través de sus escritores (La Habana: Editorial Lex, 1958). P. 26.

15 Montori, Cuba Contemporánea, Vol. XXX, No. 119, p. 221.

16 El artículo tercero de dicha disposición decía: “El Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos puedan ejercer el derecho de intervenir para la preservación de la independencia y el sostenimiento de un Gobierno adecuado a la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual, y al cumplimiento de las obligaciones con respecto a Cuba, impuestas a los Estados Unidos por el Tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno de Cuba.” Constitución de la República de Cuba (La Habana: Imp. De Rambla y Bouza, 1901), p. 36.

17 Félix Lizaso, Panorama de la cultura cubana (México: Fondo de Cultura Económica, 1949), p. 123.

18 "There are laws of political as well as of physical gravitation; and if an apple severed by the tempest from its native tree cannot choose but fall to the ground, Cuba, forcibly disjoined from its own unnatural connection with Spain... can gravitate only towards the North American Union, which by the same law of nature cannot cast her off its bosom.” Robert F. Smith, What happened in Cuba? (New York: Twayne Publishers, Inc., 1963), p. 21.

19 José Martí ,Obras Completas (La Habana: Editorial Lex, 1953), Vol. II, p. 197.

20 Francisco Ichaso, “Ideas y aspiraciones de la primera generación republicana,” Historia de la Nación cubana. Vol. VIII (La Habana: Editorial Historia de la Nación Cubana, 1952), p. 333.

21 E1 pueblo, comprendiendo lo inoperante de aquella intervención para resolver sus verdaderos problemas, decía: “Lo del Minnesota, ni se nota.”

22 La idea de considerar el proceso republicano dividido en dos momentos por la intervención de los Estados Unidos fue muy aceptada en aquella época. Aparece expuesta en El Progreso y el Retroceso de la República de Cuba; conferencia de Carlos M. Trelles, publicada en Matanzas por la Imprenta Tomás González, 1923.

23 Medardo Vitier, La filosofía en Cuba (México: Fondo de Cultura Económica, 1948), p. 154.

24  Enrique José Varona. Citado en la conferencia pronunciada el 13 de abril de 1949, en el centenario de Varona, por Jorge Mañach, Para una filosofía de la vida  (La Habana: Editorial Lex, 1951), p. 189.