JOSÉ MARTÍ

IDEARIO

Carlos Ripoll

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LA PATRIA Y EL EXILIO

1. Patria es eso, equidad, respeto a todas las opiniones y consuelo al triste.

2. La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.

3. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas.

4. Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer.

5. Honrar a la patria es una manera de pelear por ella, así como hacer algo que la deshonre es pelear contra ella.

6. La patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto sólo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia.

7. Que la patria es la casa de todos, y todos deben tener voz en ella; que la patria no es granjería, ni se debe vivir de ella, como el gusano del árbol, sino dársele entero, como se da un padre a su hijo; que la patria no es ira, que excluya para siempre a los que pequen, ni barrio, donde caben los que vivan fuera de él, sino corazón, donde caben todos.

8. Al servicio de la patria se sale desnudo, a que el viento se lleve las carnes, y las fieras se beban el hueso, y no quede de la inmolación voluntaria más que la luz que guía y alienta a sus propios asesinos. La patria no es comodín, que se abre y cierra a nuestra voluntad; ni la república es un nuevo modo de mantener sobre el pavés, a buena cama y mesa, a los perezosos y soberbios que, en la ruindad de su egoísmo, se creen carga natural y señores ineludibles de su pueblo inferior.

9. Cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca, no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino o virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria.

10. Cuando la patria aspira, sólo es posible aspirar para ella. Los hombres secundarios, que son aquéllos en quienes el apetito del bienestar ahoga los gritos del corazón del mundo y las demandas mismas de la conciencia, pueden vivir alegres, como vasos de fango repintado, en medio de la deshonra y la verguënza humanas.

11. Quien desee patria segura, que la conquiste. Quien no la conquiste, viva a látigo y destierro, oteado como las fieras, echado de un país a otro, encubriendo con la sonrisa limosnera, ante el desdén de los hombres libres, la muerte del alma.

12. Hay algo de buque en toda casa en tierra extranjera. Dura aquella sensación de indefinible disgusto. Se siente oscilar la tierra, y vacilar sobre ella nuestros pies. A veces, se sujeta uno de las paredes, y por donde otros van firmes, camina uno tambaleando. El espíritu está fuera de equilibrio.

13. Envejece como una nuez, quien vive lejos de su patria. Prospera y se hermosea quien de buena fe y con utilidad vive en el servicio constante de ella.

14. Arbusto solitario es el alma del hijo enamorado de la patria que lejos de su amada sufre sin consuelo: manera de morirse es ésta de vivir alejado de la patria.

15. La soledad del destierro... es la ocasión en que enseña el hombre el valer propio, cuando se le van, con el suelo nativo, los puntales y las andaderas.

16. Disfraz abominable y losa fúnebre son las sonrisas y los pensamientos cuando se vive sin patria, o se ve en garras enemigas un pedazo de ella: un vapor de embriaguez perturba el juicio, sujeta la palabra, apaga el verso, y todo lo que produce entonces la mente nacional es deforme y vacío, a no ser lo que expresa el anhelo de las almas. ¿Quién siente mejor la ausencia de un bien que el que lo ha poseído y lo pierde?

17. El hombre, fuera de su patria, es como un árbol en la mar.

18. El mérito y la viabilidad de un pueblo, se miden por el entusiasmo de la libertad en las horas en que por paga única se recibe de ella la angustia y el martirio: el destierro, que es sangre y ceniza; la pena de la casa, que va donde van las olas; y la vergüenza de la vida inútil, sin sosiego ni base para poner su parte de faena y cimiento en la humanidad.

19. ¡Qué soberano espíritu de clemencia se entra con las lecciones del destierro, por el corazón, en el cual caben todos los habitantes de la tierra propia! El sentimiento de la patria se acrisola, y en el crisol se quedan como inútiles, para no dar salida más que a lo que tiene de vivífico y puro, todas esas rencillas, odiosillos, reparos de nacimiento, cosas de hombres de poco estado y mentes de baja naturaleza, de que los que se sirven malamente del patriotismo abusan, pero que no caben en el corazón de los patriotas verdaderos: esto se aprende, y una indignación fecunda, y una determinación febril y ciega de arrollar todo lo que merme la persona humana.

20. ¡Fuera de la patria, si piedras negras se reciben de ella, de las piedras negras parece que sale luz de astro!

21. Visitar la casa del opresor es sancionar la opresión.... Mientras un pueblo no tenga conquistados sus derechos, el hijo suyo que pisa en son de fiesta la casa de los que se lo conculcan, es enemigo de su pueblo.

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