MISCELÁNEA DE JUICIOS, CREENCIAS Y OPINIONES
PENSAR ES DESENCADENAR. . .
247. Pensar es desencandenar. Es sentarse a ver volar, como de entre senos de nubes, bandadas de pájaros. Noble tarea, ¡pensar!
248. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras.
249. La imaginación es como una iluminadora, que va delante del juicio, avivándole para que vea lo que investiga, lo que ella descubre, y dejándolo atrás en reflexiones mientras ella, impaciente, parte a descubrir campiñas nuevas. La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca.
250. A las ideas se las siente venir, como a las desdichas. Cuando un problema impone una solución, viene ésta de todas partes más o menos confusa, y ocurre vagamente a todos. Los cuerdos no deben desdeñar el instinto público.
251. Como cuerpos que ruedan por un plano inclinado, así las ideas justas, por sobre todo obstáculo y valla, llegan a logro. Será dado precipitar o estorbar su llegada; impedirla, jamás.
252. Todas las grandes ideas de reforma se condensan en apóstoles y se petrifican en crímenes, según en su llameante curso prendan en almas de amor o en almas destructivas.
253. El genio ve antes de estudiar lo que la mente sólo alcanza después de haber estudiado. El genio es anteciencia y antevista.
254. Aflige cobrar por lo que se piensa, y más si, cuando se piensa, se ama.
255. No es que desdeñemos la ciencia; nos abrazamos con fervor a ella; con activa admiración la perseguimos; aprendemos lo que nos dice; veneración nos inspiran sus esfuerzos; pero cuando, sobre lo que nos es ya conocido, le pedimos razón de lo que no conocemos aún, entonces, como quien se aparta de un guía glorioso, que no quiere comprometer su existencia acompañándonos en nuestro viaje, desde la escala que nos lleva a la tierra de inmensidad que presentimos, nos volvemos hacia la respetable amiga querida, que impotente nos ve desde la playa, y la saludamos con tristeza.
256. Tras las épocas de fe vienen las de crítica. Tras las de síntesis caprichosa, las de análisis escrupuloso. Mientras más confiada fue la fe, más desconfiado es el análisis. Mientras mayor fue el abandono de la razón, con más atrevimiento y energía luego se emplea. De nada nos vengamos nunca tan completamente como de nosotros mismos.
257. El talento no es más que un desequilibrio entre el que lo posee, y la masa vulgar. Si quiere sacar provecho de la vida, o ejercer influencia en ella, ha de hacer no obra de león, que espanta con su magnífica hermosura a los habitantes de la selva, sino obra de gusanos. Las ideas grandiosas, que deslumbran a su aparición como relámpagos, no triunfan sino cuando se deciden a ser obra de insectos.
258. La inteligencia es don casual que la Naturaleza, soñolienta a veces, pone en el cráneo de un vil como pone en un cuerpo de hetaira la hermosura.
259. Todas las tiranías tienen a mano uno de esos cultos, para que piense y escriba, para que justifique, atenúe y disfrace: o muchos de ellos, porque con la literatura suele ir de pareja el apetito del lujo, y con éste, viene el afán de venderse a quien pueda satisfacerlo. Por casa con coche y bolsa para queridas vende la lengua o la pluma mucho bribón inteligente.
LAS ETAPAS DE LOS PUEBLOS. . .
260. Las etapas de los pueblos no se cuentan por sus épocas de sometimiento infructuoso, sino por sus instantes de rebelión. Los hombres que ceden no son los que hacen a los pueblos, sino los que se rebelan. El déspota cede a quien se le encara, con su única manera de ceder, que es desaparecer: no cede jamás a quien se le humilla.
261. No hay flores más lozanas ni fragantes que las que nacen sobre la tierra de los muertos. De amar las glorias pasadas, se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas.
262. Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible.
263. El único modo de librarse del soldado es serlo.
264. Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace servir de él. Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio a los que necesitan de él. Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios.
265. No puede quejarse de la esclavitud quien no tiende la mano para romper sus hierros: si los sufre, es porque es digno de sufrirlos.
266. Jamás debe apartarse de los cuidados públicos, ni en los momentos de mayor paz, la gente honrada. Retener cuesta menos que desalojar. No debe abandonarse por descuido lo que habrá de reconquistarse luego a gran costa. Ni, una vez comenzados a podrir, sanan completamente los cuerpos sociales.
267. Si no excusa la justicia la violencia que se comete en su nombre, ésta no desvanece la razón leal de que es exceso.
268. En un pueblo no perdura sino lo que nace de él, y no lo que se importa de otro pueblo.
269. La paz tiene sus deberes, como la guerra, y todo estado social, ya paz ya guerra, es un combate. Es un soldado todo ciudadano, y el que no sepa combatir no es ciudadano. La opinión enérgica es tan poderosa como la lanza penetrante: quien esconde por miedo su opinión y como crimen la oculta en el fondo del pecho, y con su ocultación favorece a sus tiranos, es tan cobarde como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza al enemigo.
270. Está enfermo de muerte el pueblo que no cultiva filialmente los laureles que dan sombra a la tumba de sus héroes. El que no sabe honrar a los grandes no es digno de descender de ellos. Honrar héroes, los hace.
271. Nadie tiene derecho de vivir en un país para perturbarlo; ni porque se recibe de un pueblo la libertad y el bienestar, la corona de hombre y la herencia acumulada de siglos, hay razón para clavarle al costado, como puñales, los odios de cuya ira se han hallado en él abrigo. ¡Es como envenenar el agua del que nos sienta a su mesa!
272. La verdad, en cosas de revolución, se ve después de hecha. Por contentar a un títere o a un cansón, a una momia, no se denuncia a un pueblo. Las revoluciones son minas y estallan. No son teatro, ni tocador de cómicos donde entra todo el mundo, a ver cómo se untan los mejunjes. Caen del cielo y suben de la tierra.
POR SOBRE TANTO HOMBRE VACIADO. . .
273. Por sobre tanto hombre vaciado en un mismo molde, el que sale del molde y se crea y crea, brilla como si tuviera luz de sol, y da calor y ciega. Gusta la naturaleza humana de quien deslumbra, produce y acomete; y ama a menudo más la sinrazón brillante y gloriosa que la sensatez moderada y apacible. Todo rebelde tiene un cómplice en cada hombre: y el que anuncia que quiere ser quien es, admira.
274. Los mayores ojos sólo bastan a hacer más clara nuestra pequeñez: por eso es a la par altivo y humilde el hombre grande: por el Dios que siente en sí, soberbio; por sentirse manejado, gobernado, arista y hoja de paja, modesto.
275. Jesús no murió en Palestina, sino que está vivo en cada hombre. La mayor parte de los hombres ha pasado dormida sobre la tierra. Comieron y bebieron; pero no supieron de sí. La cruzada se ha de emprender ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo.
276. Un hombre honrado no va a salir a la calle a aplastar todas las víboras que le salen al camino, porque se le ensucian demasiado los talones. Padece y espera, con fe en la virtud.
277. Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz.
278. Tiene la tierra sus lobos y sus ovejas, y es fuerza, para gozar holgadamente de la vida, u ofrecer las carnes mansas al diente del lobo, y el vellón al cielo, o ser lobo. Aquél que quiera libertar a las ovejas de la servidumbre, morirá comido de los lobos y abandonado de las ovejas.
279. Hay criaturas dotadas de un maravilloso don de pos-visión y pre-visión, como hay otros para quienes lo pasado es piedra, y lo venidero es sombra, y sólo lo presente es vida.
280. Cada hombre es la cárcel de un águila: se siente el golpe de sus alas, los quejidos que le arranca su cautividad, el dolor que en el seno y en el cráneo nos causan sus garras.
281. El genio verdadero, fuerte de naturaleza, y seguro de un reconocimiento final, acá o allá, no gruñe, ni se impacienta, ni da valor a riquezas pasajeras: trabaja, aguarda y desdeña. Se mete las manos en el corazón sajado y caído, y cuando las retira, con un dolor que da luz, llena de su sangre propia, sonríe deliciosamente, complacido en su valor; y para beneficio de los hombres, las manos cuentan lo que han visto; o con el verde la hiel hacen esmeraldas, y con el rojo de la sangre hacen rubíes, y con sus lágrimas diamantes, que montan en firmes estrofas, como un joyero sus piedras, y ofrecen a los hombres curiosos, que no saben qué gemidos saldrían, si se rompiesen, de aquellas joyas finas.
282. En las épocas en que el honor vacila, no es sólo fiesta de gratitud, sino servicio inmediato al honor premiar en público a quien obró conforme a él. Jamás es semejante premio inoficioso, porque la tendencia inevitable del hombre a esquivar el sacrificio, requiere que se le ponga continuamente ante los ojos cuanto tiene de grande y amable. Sólo murmuran del homenaje los que a la luz de él ven revelarse su nulidad, o su mérito menor.
HAY HOMBRES HECHOS. . .
283. Hay hombres hechos, por su ruin natural, para que se acuesten sobre ellos... Hay quien le lleve al señor todos los días, para que se bañe al despertar, la palangana servil, llena de la sangre de su tierra.
284. Honrar en el nombre lo que en la esencia se abomina y combate, es como apretar en amistad un hombre al pecho y clavarle un puñal en el costado.
285. En cuanto se levanta un asta por el aire, ya están los hombres por todas partes buscando el hacha, pero en este combate quiere la Naturaleza que las malas pasiones se cansen antes que la virtud.
286. En tanto que el ángel no tenga alas, las serpientes chuparán siempre la sangre del ángel.
287. La fuerza tiene siempre sus cortesanos, aun en los hombres de ideas. Hay hombres dispuestos naturalmente a ser ovejas, aunque se crean libérrimas águilas.
DEBE SER OBLIGATORIO. . .
288. Debe ser obligatorio el servicio de maestros, como el de soldados.
289. Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida.
290. Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después, en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás.
291. So pretexto de completar el ser humano, lo interrumpen. No bien nace, ya están en pie, junto a su cuna con grandes y fuertes vendas preparadas en las manos, las filosofías, las religiones, las pasiones de los padres, los sistemas políticos. Y lo atan; y lo enfajan; y el hombre es ya, por toda su vida en la tierra, un caballo embridado.
292. Hay un sistema de educación que consiste en convertir a los hombres en mulos, en ovejas, en deshombrarlos, en vez de ahombrarlos más. Una buena educación, no en corceles siquiera, en cebras ha de convertirlos. Vale más un rebelde que un manso: un río vale más que un lago muerto.
SÓLO LOS SERES SUPERIORES. . .
293. Sólo los seres superiores saben cuánto es racional y necesaria la vida futura. Pues vivir, ¿qué es más que ser águila, encerrada en ruin jaula, en que viven a par búhos y palomas? ¡Ha de venir la atmósfera radiante donde puedan, camino del sol, volar las águilas!
294. ¡No! ¡La vida humana no es toda la vida! La tumba es vía y no término. La mente no podría concebir lo que no fuera capaz de realizar; la existencia no puede ser juguete abominable de un loco maligno... La muerte es júbilo, reanudamiento, tarea nueva. La vida humana sería una invención repugnante y bárbara, si estuviera limitada a la vida en la tierra.
295. Lo más recio de la fe del hombre en las religiones es su fe en sí propio, y su soberbia resistencia a creer que es capaz de errar: lo más potente de la fe es el cariño a los tiempos tiernos en que se la recibe, y a las manos adoradas que nos la dieron.
296. En los pueblos donde la religión se ha mostrado siempre hostil al ejercicio natural y amplio de las facultades del hombre, el odio a la religión ha sido una de las formas naturales del amor a la libertad.
TODO HOMBRE NACE REY. . .
297. Todo hombre nace rey, la labor está en hallar en sí los útiles con que se hace el trono.
298. Ni hombres ni pueblos pueden rehuir la obra de desarrollarse por sí, de costearse el paso por el mundo. En este mundo, todos, pueblos y hombres, hemos de pagar el pasaje.
299. El trato exclusivo con lo sobrehumano aleja naturalmente al espíritu de las soluciones meramente humanas. Quien tiene lo extraordinario en sí sin contar con lo que le añade lo extraordinario en la historia, letras y artes, ya está mal preparado para legislar en lo ordinario. Un águila no anda a trote, y ésa es la vida, hacer trotar un águila.
AMIGO ES COMO SER DE NUESTRO SER. . .
300. Amigo es como ser de nuestro ser, como continuación de sí mismo.
301. La soledad nos abruma, y cuando hallamos un hermano de la pena ya no estamos solos. Cesa el dolor, porque cesa instantáneamente uno de sus motivos: se encuentra algo de lo que se busca y, como el ser humano, volente, sentidor y queredor, tiende siempre a concentrar, cree hallado todo en la porción que ha hallado; por ficción y exaltación, el dolor cesa, y ése es el placer. Son orígenes tan puros de placer las dos formas de esta relación consoladora: la amistad y el amor.
LO PASADO ES LA RAÍZ DE LO PRESENTE. . .
302. Lo pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es. Pero no ha de salirse por las calles con toga de inquisidor, ni con los casos del jesuita Sánchez, a tratar mano a mano con el mundo, que nos viene a buscar para seguir viaje montado en ferrocarriles. Ya no se habla en latín; ni es Justiniano quien decide en los pleitos de la luz eléctrica.
303. Cuando las condiciones de los hombres cambian, cambian la literatura, la filosofía y la religión, que es una parte de ella; siempre fue el cielo copia de los hombres, y se pobló de imágenes serenas, regocijadas o vengativas, conforme viviesen en paz, en gozos de sentidos, o en esclavitud y tormento, las naciones que las crearon. Cada sacudida en la historia de un pueblo altera su Olimpo.
304. Esta es la época en que las colinas se están encimando a las montañas; en que las cumbres se van deshaciendo en llanuras; época ya cercana de la otra en que todas las llanuras serán cumbres.
305. La imaginación es águila, y vuela; el interés es cerdo, y anda despacio; y es la lucha de los pensadores impacientes y los pueblos perezosos una lucha entre águilas y cerdos. Pero no está lejano el instante en que en el seno de cada cerdo nazca un águila, en que el hombre que viene despertando desde hace cuatro siglos, despierte cabalmente, y se adueñe de sí.
306. Es un placer exquisito el de buscar la causa de los sucesos. Surgen los hombres ante los ojos, como creaciones del que busca. Y él vive entre ellos, les pregunta, les lleva a la luz para verlos mejor, se enciende en paternal amor por ellos. Están poblados de seres vivos esos grandes cuartos de estudiadores que parecen vacíos.
DOS MADRES TIENEN LOS HOMBRES. . .
307. Dos madres tienen los hombres: la Naturaleza y las circunstancias; ¡cuánto gran poder humano desconocido, que muere sollozando en el vacío! ¡Cómo son necesarias para la revelación de la grandeza, el ajuste y feliz encuentro del hombre que la trae consigo y las condiciones que aceleran o favorecen su expresión!
308. Los hombres sólo son pequeños cuando los fuerzan a serlo las circunstancias en que nacen o existen. Se magnifican, apenas les rodean circunstancias magnas.
309. En el hombre hay como dormida capacidad para elevarse a maravillosa altura. Cuando las circunstancias lo solicitan, se levantan sin esfuerzo a ellas individuos que no parecían de ellas capaces. Y hay facultad de acomodamiento al medio, como si fueran cera que a las colosales manos de la vida se plegase.
NO HAY ODIO DE RAZAS. . .
310. No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la justicia de la naturaleza, donde resalta en el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color.
311. Todo el mundo, lacio o lanudo, tiene derecho a su plena conciencia; tirano es el católico que se pone sobre un hindú, y el metodista que silba a un católico. Hállenos de escudo suyo el criollo a quien se impida negar, y el católico a quien se impida afirmar. El hombre sincero tiene derecho al error.
LOS AÑOS SANTIFICAN. . .
312. Los años santifican: los años embellecen; los años, como aliento poderoso, soplan sobre el espíritu, y lo dejan limpio, y libre de esas pasioncillas gusanosas que nos lo envenenan y nos lo roen en lo mejor de nuestra vida. ¡Y es hermoso ver rodar, al soplo recio del tiempo, cuerpo abajo, esos gusanos!
313. ¡Qué domador de fieras todo anciano! ¡Cuán bueno ha de haber sido el que llega a esos años altos sonriendo! Cada día nacen dos cosas: la luz del sol y un árbol de cuasia. ¡Oh, dulzura de los labios, la de aquél que aún tiene los labios dulces después de tanta copa amarga!
MORIR NO ES NADA. . .
314. Morir no es nada, morir es vivir, morir es sembrar. El que muere, si muere donde debe, sirve.
315. La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida; truécase en polvo el cráneo pensador, pero viven perpetuamente y fructifican los pensamientos que en él se elaboran.
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