JOSÉ MARTÍ

IDEARIO

Carlos Ripoll

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ADVERTENCIA

El aprecio de Martí como pensador no es ya patrimonio exclusivo de algunos países de habla española, sino que, a los cien años de su muerte, forma parte del acervo cultural del mundo. Le ha ganado la fama no sólo el acierto de sus reflexiones, o el arte único de su expresión, por lo que se encuentra entre los primeros escritores de lengua española, sino también comprobar lo cerca que en él estuvo la doctrina del comportamiento. Así su figura se levanta sobre la de casi todos los grandes pensadores de la humanidad.

No fue ciego el saber de Martí ante su propio mérito. A pesar de la modestia se le escapó en algunos escritos la conciencia de su genio, y de la estima que el mismo habría de merecer. Agobiado en cierta ocasión por la soledad en que vivía, producto de la pobreza, comentó en sus versos: "... ¡No me importa!/Esta vida es triste y corta,/E irán luego/Cual gente friolenta al fuego,/Luego que el mío sucumba,/A visitarme a mi tumba..." ; y en otra oportunidad advirtió: "...Viva yo en modestia oscura;/Muera en silencio y pobreza;/ ¡Que ya verán mi cabeza/Por sobre mi sepultura!" Y adivinando también la admiración que lograría su arte junto al programa, predijo: "Mi verso crecerá: bajo la yerba/Yo también creceré..."

Camino a la guerra de Cuba, en carta a su discípulo Gonzalo de Quesada, Martí le pidió, caso de morir en ella, que ordenara su obra además de hacer una recopilación de sus pensamientos; éstas fueron sus palabras: "De lo que podría componerse una especie de 'Espíritu', como decían antes de esta clase de libros, sería de las salidas más pintorescas y jugosas que usted pudiera encontrar en mis artículos ocasionales..." Ocupado Quesada en la publicación de las Obras Completas de su maestro, no tuvo tiempo de preparar dicha antología. Otros, con mayor o menor fortuna, la hicieron luego, y este Ideario no pretende más que sumarse al noble esfuerzo de los que han dado a conocer entera su doctrina, y reducir el de los que le esconden o falsifican parte de ella.

El día anterior a su muerte Martí le escribió a Manuel Mercado, su amigo mexicano, sobre los peligros que acechaban a Cuba: el militarismo de algunos de sus compatriotas, la soberbia de los gobernantes de España y el empuje imperialista de los Estados Unidos; y le dijo, también en adivinación: "Sé desaparecer, pero no desaparecería mi pensamiento". Ha de entenderse ahí la palabra pensamiento como la suma de sus ideas y doctrinas, resultado de sopesar la realidad para encontrarle sentido, y poder así ofrecerlas, con el aval de su ejemplo, de guía para la inteligencia y la conducta.

Ni en los momentos menos propicios para la reflexión, desechó Martí la oportunidad de enseñar: sobre el político, el revolucionario y el artista descuella el maestro. Por eso están sus escritos cuajados de máximas, consejos, sentencias, aforismos y avisos, siempre con el adorno del más brillante estilo, y con la mayor claridad, para facilitar su comprensión y su recuerdo. Son esos fragmentos de sus escritos la materia de este Ideario, sus "salidas más pintorescas y jugosas", como las llamó, los cuales deben inducir al lector al conocimiento y al disfrute de la totalidad de su obra.

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